Hoy en día, la electrónica está presente prácticamente en cualquier lugar. Podemos encontrar sensores, pantallas, baterías y circuitos integrados miremos donde miremos como producto de la creciente digitalización de oficinas, viviendas, las propias ciudades y, por supuesto, también de los medios de transporte.
La transición de los vehículos a su versión eléctrica es, además de un paso lógico y necesario en favor del cuidado del medio ambiente, algo imparable. Sin embargo, los vehículos eléctricos incorporan multitud de elementos electrónicos de gran sensibilidad y, es aquí, cuando es necesario el uso de espumas ESD con propiedades dieléctricas (aislantes eléctricos que no conducen corriente fácilmente) para contenerlos y protegerlos correctamente.
Pero, antes de hablar de las espumas con que contamos en ZFoam para estas aplicaciones, queremos describir brevemente algunos conceptos básicos en torno a la electricidad estática, que te serán de gran utilidad para comprender mejor el comportamiento de cada una de ellas.

¿Qué es la electricidad estática?
La electricidad estática es energía eléctrica sin movimiento. Todos los materiales se componen de átomos, formados por un núcleo con carga positiva, alrededor del cual se mueven uno o más electrones. Si el núcleo gana o pierde electrones (por ejemplo, cuando dos objetos entran en contacto y luego se separan) se produce un desequilibrio y, esta acumulación de carga desequilibrada, es lo que se conoce como electricidad estática.
¿Qué es una descarga electrostática?
Una descarga electrostática es un fenómeno donde la energía acumulada en un material encuentra una vía de escape a través de un cuerpo, lo que percibimos como una “chispa”. Es importante tener presente que la electricidad estática puede suponer un importante problema en entornos donde hay componentes electrónicos delicados (como en cualquier vehículo eléctrico) y, por eso, es tan importante trabajar con espumas que eviten este riesgo.
¿Qué podemos hacer para evitar las descargas electroestáticas?
Para evitar estas descargas es fundamental utilizar materiales antiestáticos que disminuyan o impidan el desarrollo o acumulación de electricidad estática, al retener suficiente humedad para proporcionar conducción eléctrica (los ambientes secos facilitan su acumulación).
Así, los materiales antiestáticos nos ayudan a la protección propia o de otros dispositivos, previniendo los posibles daños a componentes eléctricos o electrónicos que pueden producirse como consecuencia de una descarga electrostática.
¿Qué tipo de materiales antiestáticos existen?
De manera general diremos que podemos encontrar los siguientes materiales, con distintas propiedades para prevenir las descargas electroestáticas:
- Antiestático: minimiza la acumulación de cargas estáticas en su superficie y evita la acumulación de cargas estáticas, pero no disipan rápidamente las cargas hacia tierra. Su resistividad varía generalmente entre 109 y 112 ohmios por metro cuadrado.
- Estático Disipativo: disipan más rápidamente las cargas estáticas acumuladas y evitan que la descarga provenga del contacto humano. En este caso, la resistividad es de entre 106 y 109 ohmios por metro cuadrado.
- Conductivo: Son materiales capaces de disipar las cargas estáticas de manera muy eficiente. Su resistividad se sitúa entre 103 y 106 ohmios por metro cuadrado.
En ZFoam contamos con una gama de espumas antiestáticas especiales para este tipo de aplicación, además de una gran experiencia en este campo, por lo que podrás encontrar fácilmente las espumas más indicadas según tus necesidades.
Ponemos a tu disposición nuestro equipo técnico comercial, que estará encantado de ayudarte en esta o cualquier otra cuestión a través del correo info@zfoam.com.






